jueves, 16 de julio de 2009

El espejismo de Dios

"El espejismo de Dios"
Richard Dawkins,
Espasa-Calpe, S. A.
ISBN: 978-84-670-2478-4

Aunque hace ya bastantes semanas que terminé de leerlo, lo cierto es que no encontré el momento de ponerme a escribir esta breve review.

Malísima traducción del título aparte (The God Delusion en inglés), la verdad es que no es ni mucho menos el libro de Dawkins que más interés tenía en leer, ya que aún tengo pendiente "El Fenotipo Extendido", al que sí le tengo verdaderas ganas, pero bueno, he de decir que me esperaba mucho menos de lo que finalmente me pareció este libro. Y es que no pensé que a Dawkins se le perdiera nada saliendose del ensayo científico para meterse en estos berenjenales religiosos, para argumentar sobre la inexistencia divina y enarbolar la bandera del orgullo ateo, pero bueno, a lo mejor sí era necesario. No lo sé.

Los primeros cuatro capítulos son los menos interesantes para los ateos veteranos y no son más que una introducción sobre lo absurdo de la religión y una extensa síntesis de argumentos pro-existencia del Dios cristiano y sus respectivas refutaciones y de razones por las cuales es prácticamente seguro que no existe el susodicho Dios.

No obstante, el capítulo 5 es con toda probabilidad el más interesante del libro. Se trata de un brevísimo adentramiento en la Antropología y la Psicología Evolutiva para tratar de encontrar el origen de las religiones, para lo que Dawkins propone una teoría evolutiva para explicarlo muy factible y sin necesidad de salirse de los mecanismos evolutivos conocidos. Y es que siempre me ha fascinado (y extrañado) lo extendidas que están las religiones organizadas en todas las culturas y sobre todo ese atávico "respeto/miedo" hacia el "hecho religioso", cuyo ejemplo máximo es la propia definición de delirio en los manuales de Psiquiatría, que especifican que se trata de "ideas firmemente sostenida pero con fundamentos lógicos inadecuados, incorregibles con la experiencia o con la demostración de su imposibilidad e inadecuadas para el contexto cultural del sujeto que la sostiene", es decir, lo que viene siendo una religión si se omite el último requisito. Indagar en el origen de este hecho a través de diversas experiencias con tribus, como comenta Dawkins en esta parte del libro, ha sido lo que más me gustado del libro.

Los capítulos 6 y 7 vuelven a decaer y son realmente divagaciones de Dawkins sobre la moralidad y lo innecesario de la religión para la misma. Como personalmente no acepto ningún tipo de moralidad como tal, pues nada interesante sobre estos capítulos.

Los capítulos 8 y 9 si son verdaderamente interesantes y seguramente son los que más me han aportado. El capítulo 8 profundiza en por qué la religión es mala en sí misma y por qué las personas racionales debemos mostrarnos hostiles y combativas hacia ella. Nada nuevo bajo el sol, pero sí me ha resultado interesante constatar que no soy un bicho raro ni un loco, y que gente bastante más experimentada e inteligente que yo opina lo mismo respecto a esto.
El capítulo 9 aborda lo que para mí es la madre del cordero de la religión. Los niños. Dawkins iguala el adoctrinamiento religioso de los niños por los padres con una forma de abuso mental. Hace tiempo ya que empecé a pensar que los padres no tienen ningún derecho a imponer sus creencias a sus hijos y que eso del derecho de los padres a elegir la educación de los hijos que tanto se proclama en los partidos de la derecha no debería existir, tenía mis dudas sobre si estaría siendo un extremista. Pues Dawkins me la ha resuelto definitivamente. Hasta ese punto estaba yo alienado que dudaba de mi propio raciocinio... En fin, pues eso, que los niños no tienen la culpa de haber nacido en la familia en la que han nacido y no deberían sufrir las consecuencias de unos padres crédulos, porque del adoctrinamiento en la infancia es muy, muy difícil escapar.
En conclusión, estos han sido los dos capítulos que más me han aportado, reafirmándome en mis propias convicciones.

Por último, Dawkins concluye con un último capítulo en el que se pregunta si a pesar de todo, la religión es inevitable para llenar un "vacío" existencial y llega a la conclusión de que no, de que las respuestas que ofrece la religión a los misterios de la vida son totalmente insatisfactorias comparadas con las que nos pueden ofrecer otros caminos como la Filosofia o la Ciencia. Coincido en parte, ya que lo de la "necesidad" de la religión yo no lo acabo de ver. A lo mejor es porque aún soy muy joven (aunque ya no tanto xD), pero nunca he sentido la menor necesidad de religión, y siempre me ha parecido que era la respuesta fácil, como la que se le da a los niños pequeños cuando uno se quiere deshacer rápidamente de ellos y les cuenta lo de la semillita y tal...

En conclusión, es un libro que a los ateos recalcitrantes no les aportará mucho, pero creo que merecen la pena los capítulos 5, 8 y 9 especialmente. En cualquier caso, si hubiera que recomendar un libro de Dawkins, este no sería el prioritatio sin duda.

2 comentarios:

Curumbao dijo...

Fuera aparte de otorgar a alguien la verdad solo porque es más experimentado y/o inteligente....

Y fuera aparte de que si lees lo suficiente sobre temas afines al tuyo siempre acabarás reafirmándote por encontrar a gente que lee como tú...

Lo que tampoco tendría razón es que si soy ferviente creyente en una religión X, y me dejas seguir existiendo (podríamos alandir aquí "en tu magnanima piedad, oh poseedor de todo conocimiento"), sin diagnosticarme previamente de enfermedad mental e internarme en un manicomio... es que consideras que mi forma de ver la vida es válida. Luego, no veo por qué rayos iba a tener que dejar que inculcaras a MIS hijos cualquier otra cosa (porque qué les enseñas: ¿agnosticismo? ¿ateismo? ¿panteismo? ¿simplemente eludes el tema de las religiones y dejas que cuando sean mayores se informen?

Vamos, que yo soy de la opinión de que, dentro de unos márgenes, los padres deben estar directamente implicados en la decisión de lo que sus hijos aprenden o dejan de aprender. ¿O a tí en una situación semeante a la inversa te gustaría que te quitaran la posibilidad de brindarles a tus hijos una educación ateista, porque consideran que no tienes potestad de decidir por la educación de tus hijos? (más cuando los llevarías a la condenación eterna!).


P.D. Y ya sé que si de ti dependiera, todos los fervientes religiosos serían diagnosticados de delirio y tratados por electrochoque... o algo similar.

Ahores dijo...

Ni otorgo la verdad ni dejo de otorgarla, porque ya he dicho en más ocasiones que ni creo en el concepto de verdad ni aspiro a él.

Fuera de eso, tampoco veo que tiene de malo o erróneo reafirmar una opinión al ver que es compartida por personas mucho más experimentadas que yo y al que admiro y respeto. Todos tenemos referentes intelectuales, si no fuera así, se acabaría la cultura xD.

La religión "moderada" es un timo como cualquier otro. Una persona que tiene "fe" y considera una virtud el mantener una creencia sin prueba alguna a favor (e incluso con pruebas en contra) es un peligro y una puerta abierta al extremismo religioso. Cuando una persona no es racional para algo, no se puede confiar en que lo sea para otras cosas. Por otra parte, hay un interesante estudio sobre el que hablaré algún día de estos, y al que Dawkins también se refiere en el libro, que correlaciona las creencias religiosas con el nivel educativo (y guardan una relación inversa claro, xD), aunque también es posible que solo sea una correlación ecológica (o no).

En cualquier caso, y por poner ejemplos directos que se pueden dar en nuestro medio, es un atentado contra la salud de los menores de edad el que sus padres no solo no les den una formación sexual en condiciones sino que además se la nieguen (colegios religiosos y demás), y así luego, de esas aguas, esos lodos llamados embarazos no deseados y ETS. Pero aunque este es el ejemplo quizá más ilustrativo, hay muchos más.

Y sí, estoy firmemente convencido de que los niños no han elegido nacer en la familia que les ha tocado y deben tener todos las mismas oportunidades independientemente de las locuras de sus padres.