jueves, 15 de junio de 2006

Sobre el simbolismo de la cruz

Hace unos días, cuando subía andando a la Facultad me encontré por la calle con unos simpáticos cartelitos tamaño A4, producto de los autores de la asociación Solidaridad, viejos conocidos míos por otras causas. El caso es que en estos panfletos pedían que no se procediese a la retirada de los crucifijos en las aulas de los colegios públicos. Alegaban para ello que eso sería caer en el "sectarismo" y que la cruz era el mayor símbolo de paz de la historia. Así, con dos cojones.
Hay que tener mucha cara para escribir algo así y quedarse tan pancho. La cruz cristiana será símbolo de muchas cosas, no me cabe duda, pero desde luego de paz no. En su nombre se han librada batallas sanguinarias y largas y cruentas guerras, no hay más que recordar las infinitas cruzadas, no sólo las más famosas, para conquistar Tierra Santa, sino otras muchas contra multitud de "herejías". A todo esto creo que se le llama actualmente genocidio.
Pero no sólo hubo sangre en las cruzadas, sino también durante los largos siglos de la Santa Inquisición, que quemó a miles de personas por los motivos más absurdos, y que contribuyó al exterminio de la práctica totalidad de la población americana indígena en nombre de la fe cristiana.
En nombre de esa dichosa cruz se ha asesinado, exterminada, torturado, violado, discriminado y marginado a millones de personas a lo largo de la historia. Así que por tanto, me parece una OFENSA y un insulto a la inteligencia de las personas, pretender que la retirada de cruces en los centros públicos de enseñanza es sectario.
Sectario es no hacerlo, cuando hace más de 200 años que hemos delimitado claramente la separación Iglesia-Estado, y que lamentablemente muchos no han aceptado todavía. Lamentablemente para ellos, ahora no pueden quemarnos en la hoguera y tienen que apandar con lo que hay, aunque aún así intentan resistirse.
Pero lo que nunca más vamos a aceptar los ciudadadanos es que la religión se inmiscuya en la enseñanza pública que pagamos todos. El objetivo de la educación pública es formar ciudadanos que tengan todos los medios para poder llegar a ser lo que quieran ser, y no adoctrinarlos gratuitamente para ninguna organización de corte mafioso como la ICAR.
Por último, yo les diría a los que han escrito y distribuido estos panfletos por las calles santiaguesas que la próxima vez que se les ocurra hacer algo así, que piensen por favor que el papel es un recurso limitado y que no se puede malgastar con estas tonterías. Así que por favor, si tienen necesidad de desfogar sus mentes calenturientas, que se hagan unas pajillas o lo que sea, pero que no atenten de esa manera contra las calles de nuestra ciudad, que son un bien público que pagamos todos.

2 comentarios:

Diego Giao dijo...

Lo peor es cuando la iglesia catolica se cree en derecho de decirle a la ciencia lo que puede y lo que no puede hacer...

Llegara un dia en el que la gente se de cuenta de que no necesitan las religiones, y ese dia, el mundo sera feliz.

Anónimo dijo...

No les ofendas con lo de las pajillas... o quieres que vayan al infierno?