Hace ya unas semanas tuve ocasión de ver la película de
Amenábar de la que tanto se ha hablado y que curiosamente tan poca polémica creó al final.
Ágora narra la historia de
Hipatia, filósofa alejandrina del siglo
IV-V, con más o menos fidelidad.
La película no es, ni mucho menos, la mejor obra de
Amenábar. El guión es bastante flojo e irregular, aunque se ve más o menos compensado por la escenografía y el montaje, de forma que al menos la película no se hace aburrida en ningún momento. Mención aparte merece también una
guapísima Rachel Weisz y una
BSO muy acertada. Creo que lo mejor que se puede decir es que se deja ver, pero no es ninguna maravilla.
Sin embargo, creo que la intención de
Amenábar era no solo construir un
biopic de este
interesantísimo personaje histórico, sino invitar a la reflexión. Como profano en Historia Antigua no seré yo quien se atreva a cuestionar la fidelidad o no de la reconstrucción que ha realizado el equipo de Ágora. En el artículo de la
Wikipedia sobre el tema hay una abundante
recopilación de
bibliografía sobre el tema para el que quiera entrar en ese terreno. No obstante, sean verídicos o no los hechos, lo cierto es que
perfectamente podrían haberlo sido, y por tanto, podemos tomarlos como una metáfora, que creo que es lo que realmente
Amenábar quiso hacer.
La historia de
Hipatia no deja de ser una metáfora (más o menos real en este caso) acerca de la irracionalidad, la violencia y el odio que generan las religiones
organizadas contra su mayor enemigo: el pensamiento crítico. Con
Hipatia o sin
Hipatia, el hecho histórico es que la mayor colección de conocimiento del mundo Antiguo fue quemada, saqueada y destruida por hordas de cristianos ignorantes y becerriles, alienados bajo las órdenes de personas más astutas y perversas, sedientas de poder a cualquier precio. El daño que este suceso hizo a la Humanidad jamás podrá ser calculado.
Carl Sagan afirmó alguna vez que si la Biblioteca de Alejandría no hubiera sido destruida, hoy tendríamos colonias en Marte. Nunca lo sabremos, pero no es en absoluto una idea descabellada. La destrucción de todo ese conocimiento, junto con la ola de represión "intelectual" que trajeron los siglos siguientes, sumió a Europa en un sueño de la razón del que no despertaría hasta casi 1000 años después, que se dice pronto. Éste es el retraso científico y tecnológico que la religión cristiana trajo al mundo. Ése es su legado. Bueno, ése y por supuesto siglos y siglos de represión, censura, malos tratos, torturas, odio, injusticia, maldad, miseria, ignorancia e infelicidad para todos aquellos que no pasaban por el aro (intelectuales,
homosexuales, ateos y escépticos, científicos, "brujas" y un largo etc.) e incluso los que aceptaban la doctrina estaban condenados a la infelicidad pues la esencia del cristianismo no es otra que el pecado original y la idea de la culpa, la dichosa y
puñetera culpa. De todo esto, es de lo que creo que
Amenábar quiso hacer una metáfora. Y lo ha conseguido. Hacia el final de la película mi odio
instintivo hacia la religión alcanzó extremos que hacía tiempo que no sentía (¿me estarán alienando?) y me entraron unas ganas enormes de gritar y quemar iglesias para aplacar mi furia...
Y era necesario hacerla para que mucha gente se pare a pensar por qué narices aún hoy seguimos sufriendo a la
ICAR y compañía. ¿Cómo es posible que hoy en día los culpables de uno de los mayores crímenes contra la humanidad sigan campando a sus anchas y disfrutando de poder y riqueza? Es algo que no me entra ni me entrará jamás en mi cabeza. No puedo entender como nadie puede tener la indecencia, la falta de ética y de perspectiva histórica para decir siquiera que la
ICAR merece "tolerancia" o "respeto", cuando ni siquiera han pedido perdón por todo lo que han hecho. No. La Humanidad dará un paso de gigante el día que la
ICAR se disuelva y desaparezca para siempre, pero permaneciendo en el recuerdo histórico como aviso a navegantes.
La otra reflexión que me suscitó la película fue sobre la importancia del pensamiento crítico. En una escena de la película,
Hipatia le reprocha a
Orestes cómo puede importarle tan poco pensar que tal vez el mundo que están pisando se está moviendo en ese preciso instante (algo que en aquella época no se sabía).
Hipatia ofreciéndole a
Orestes una hipótesis que podría explicar TODO el universo conocido y a él solo le preocupan sus politiqueos... La capacidad para sorprenderse por los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor y buscar una explicación para ellos es el fundamento de la ciencia, que no es sino la herramienta del pensamiento crítico. Por qué hay personas que no se sienten fascinadas por encontrar la explicación a un hecho que no se comprende es algo que, al igual que le sucedía a
Hipatia, escapa totalmente a mi entendimiento. Y quizá porque no comprendo esto, es por lo que tampoco puedo entender a los que se toman en serio una religión, que no es más que el parásito más grande jamás creado por la cultura.