Entre los neocons y el terrorismo (real, pero también inventado) empiezan a conseguir su objetivo de recortar las libertades civiles poco a poco, casi sin que nos demos cuenta.
Ayer leo atónito en la prensa una noticia sobre la detención de Steven Jago por parte de la policía londinense. Al parecer, este peligroso individuo portaba una pancarta con el mensaje "En una época de universal engaño, decir la verdad constituye un acto revolucionario", una frase del genial escritor George Orwell. Además también iba armado con peligrosos ejemplares de la revista Vanity Fair. Ante este inminente peligro para la seguridad nacional, los agentes de la policía procedieron a su detención. Al parecer, la nueva ley británica sobre el Crimen Grave y Organizado establece que no se puede protestar en un radio de un km alrededor del Parlamento británico sin permiso por escrito de la Policía Metropolitana.
Aunque puede parecer un caso anecdótico, se trata de un hecho muy grave porque no es más que el principio de lo que puede venir. Se empieza por triquiñuelas como esta y al final acabamos en un mundo no muy lejos del que nos plantea la película "V for Vendetta". El que un gobierno occidental prohíba a un ciudadano ejercer su derecho a la libertad de expresión en aras de una supuesta libertad sólo es el primer paso de un recorte de libertades total y absolutamente inaceptable. La seguridad no se consigue con restricciones de libertad, sino extendiendo la libertad que tenemos (¿o debería decir teníamos?) en occidente al resto del mundo. Ésa y no otra es la única forma de conseguir un mundo seguro y libre de terrorismos. Y aún por encima, es mucho más barata que armarse hasta los dientes, pero claro, también es mucho menos rentable a corto plazo para los que cortan el bacalao y no aporta dosis crecientes de poder.
Desde luego tengo muy claro que hechos como este no pueden ser tolerados y deben contar con el unánime y clamoroso rechazo de la sociedad. Si por algo lucharon las generaciones pasadas de europeos fue por conseguir para el pueblo ese preciado bien que le había sido arrebatado siglos atrás, la libertad. No podemos consentir que ahora, por oscuros intereses económicos nos la vuelvan a arrebatar. Las libertades civiles son un logro de la civilización occidental y como tal, constituyen nuestro legado a la humanidad y debieran ser nuestra figura identitaria como europeos. Y si, hoy, como ayer, toca defenderlas, pues habrá que poner todos los medios para hacerlo.
En las manos de todos queda la decisión sobre el futuro: ¿queremos vivir con miedo o queremos vivir libres?
Ayer leo atónito en la prensa una noticia sobre la detención de Steven Jago por parte de la policía londinense. Al parecer, este peligroso individuo portaba una pancarta con el mensaje "En una época de universal engaño, decir la verdad constituye un acto revolucionario", una frase del genial escritor George Orwell. Además también iba armado con peligrosos ejemplares de la revista Vanity Fair. Ante este inminente peligro para la seguridad nacional, los agentes de la policía procedieron a su detención. Al parecer, la nueva ley británica sobre el Crimen Grave y Organizado establece que no se puede protestar en un radio de un km alrededor del Parlamento británico sin permiso por escrito de la Policía Metropolitana.
Aunque puede parecer un caso anecdótico, se trata de un hecho muy grave porque no es más que el principio de lo que puede venir. Se empieza por triquiñuelas como esta y al final acabamos en un mundo no muy lejos del que nos plantea la película "V for Vendetta". El que un gobierno occidental prohíba a un ciudadano ejercer su derecho a la libertad de expresión en aras de una supuesta libertad sólo es el primer paso de un recorte de libertades total y absolutamente inaceptable. La seguridad no se consigue con restricciones de libertad, sino extendiendo la libertad que tenemos (¿o debería decir teníamos?) en occidente al resto del mundo. Ésa y no otra es la única forma de conseguir un mundo seguro y libre de terrorismos. Y aún por encima, es mucho más barata que armarse hasta los dientes, pero claro, también es mucho menos rentable a corto plazo para los que cortan el bacalao y no aporta dosis crecientes de poder.
Desde luego tengo muy claro que hechos como este no pueden ser tolerados y deben contar con el unánime y clamoroso rechazo de la sociedad. Si por algo lucharon las generaciones pasadas de europeos fue por conseguir para el pueblo ese preciado bien que le había sido arrebatado siglos atrás, la libertad. No podemos consentir que ahora, por oscuros intereses económicos nos la vuelvan a arrebatar. Las libertades civiles son un logro de la civilización occidental y como tal, constituyen nuestro legado a la humanidad y debieran ser nuestra figura identitaria como europeos. Y si, hoy, como ayer, toca defenderlas, pues habrá que poner todos los medios para hacerlo.
En las manos de todos queda la decisión sobre el futuro: ¿queremos vivir con miedo o queremos vivir libres?
2 comentarios:
Tremendamente bueno este post.
¿permiso para publicarlo en makarras.org?
Un saludako
Gracias, aunque en realidad solo estaba desbarrando en un momento de calentón :P,
Y por supuesto, como todo lo que hay en este blog, es reproducible y citable, siempre y cuando se mencione la fuente.
A ver si un día de estos pongo el logo de la licencia CC
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