El proceso comienza en Arecibo, Puerto Rico, donde un enorme radiotelescopio capta señales de radio en la frecuencia del hidrógeno. Esta frecuencia cae en el rango de radio y atraviesa sin problemas nubes de gas, de polvo, atmósferas y galaxias, por lo que encontrar un patrón regular en esta frecuencia sería un signo claro de que alguien está enviando información intencionadamente. Estas señales procedentes del espacio son procesadas en la Universidad de Berkeley y distribuidos a continuación en pequeños paquetes de 2 min de grabación a colaboradores voluntarios de todo el mundo que emplean sus ordenadores personales para analizar las señales en cuestión a fin de de determinar su en alguna de ellas se encuentra una secuencia que pueda ser el producto de un ser inteligente. En realidad cada paquete consta de 107,4 s originales, más un solapeo de unos 15 s de la unidad anterior, para evitar que no se encuentre una señal, por quedar cortada entre dos tramos, y así la señal, de existir, queda registrada en una unidad o en la siguiente.
Para colaborar con el proyecto solo hace falta descargarse un programa de Internet que consiste en un salvapantallas que que analiza las señales en los momentos en que el procesador no utiliza recursos. También es posible ejecutar el programa en segundo plano, ya que apenas consume recursos. Una vez analizados los paquetes, el programa los devuelve ala Universidad de Berkeley, donde se estudian los resultados y se catalogan de acuerdo a su posible importancia.
Existen otros muchos proyectos tipo grid, como análisis de proteínas o investigaciones matemáticas y biomédicas. No obstante, yo prefiero colaborar con este porque tengo el convencimiento de que no estamos solos en un Universo tan grande. Al fin y al cabo, mi ordenador está todo el día encendido porque dejo el eMule puesto, y no cuesta nada aprovechar mejor el procesador en un proyecto de investigación, sea este u otro.
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